Se dice que el célebre Códice Calixtino, un antiguo escrito medieval, es la primera guía de viajes. Informaba a los viajeros que recorrían el Camino acerca de santuarios, de pueblos y mismo de peligros que se podían encontrar. En él aparece recogido el Camino Francés, el más popular de las distintas versiones que se conocen.
El Camino Francés es pues, la más popular de las distintas versiones del Camino de Santiago, dado el enorme peso histórico de la procedencia vinculada a la Europa Medieval. Desde la aparición del sepulcro del Apóstol Santiago, no tardó en darse a conocer este itinerario. En los lugares por los que transcurre, ese carácter histórico dejó impregnada una amplia huella cultural, arquitectónica y patrimonial. Eso genera una atmósfera muy especial, que nos contagia de distintas épocas y, por lo tanto, de distintos estilos artísticos. Aparte de eso, el Camino Francés es conocido por la belleza de los diferentes espacios naturales, algo que por supuesto es aplicable también a los trechos finales del mismo.
El camino en la provincia
Este Camino que parte de Francia, entra en la provincia de A Coruña por Melide, y pasa por Arzúa y O Pino antes de llegar a Santiago. Estas tres poblaciones, unidas por las peregrinaciones, tienen en común una destacada gastronomía, brindado al peregrino la oportunidad de saborear la cocina de la Galicia interior. El melindre, un dulce almendrado de la tierra de Melide, el queso de Arzúa y el gallo Piñeiro de O Pino son protagonistas de fiestas de interés turístico de más de quince años de antigüedad. Melide y Arzúa son las dos principales villas de las Tierras del Ulla y Tambre, destacadas, como se puede deducir de su nombre, por sus ríos, que moldean significativamente el entorno.
Ya en la urbe santiaguesa, al margen de todo lo que supone la espectacular Praza do Obradoiro, en sus cercanías destacan construcciones civiles como por ejemplo el Pazo de Baamonde o la Casa de Cabildo, comulgando a la perfección con las empedradas calles compostelanas. El peregrino también puede ver otros atractivos, siempre en armonía con el contexto, como las exposiciones del museo del Centro Galego de Arte Contemporáneo (obra del aclamado arquitecto Álvaro Siza), apegado a la modernidad y con un ojo puesto sobre la realidad de la ciudad. A su lado, destaca el conjunto que suponen el Convento de Santo Domingo de Bonaval y el parque, de mismo nombre, que resulta ser un oasis de tranquilidad, vistas y recreación.
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Al entrar en la provincia de A Coruña en la parroquia melidá de Furelos, tendremos que cruzar el puente de Furelos, un magnífico puente medieval, una de las joyas de la arquitectura civil del Camino.
Melide es la villa donde se junta el Camino Primitivo con el más concurrido Camino Francés. En esta localidad podremos visitar el Puente de Leboreiro del s. XIV. Destacan también la iglesia de San Martiño de Moldes, de San Vicenzo de Vitriz, de San Xoán de Furelos y el Hospital de Peregrinos hoy convertido en el Museo Terra de Melide.
Ya en el Ayuntamiento de Arzúa, encontramos la iglesia de Santiago en Boente, y siguiendo el camino llegamos al Área Recreativo de Ribadiso, con el albergue de peregrinos que fue antiguo hospital medieval.
Después de pasar por la villa de Arzúa, en la aldea de Santa Irene, podemos contemplar una ermita dedicada a la santa mártir portuguesa, construida en el s. XVIII con las aportaciones de los nobles de la aldea de Dos Casas y la fuente santa que posee, según la tradición, propiedades curativas para la piel.