Hacia el extremo septentrional de la provincia coruñesa, las comarcas de Ferrolterra y Ortegal custodian y exhiben un patrimonio geológico tan singular que está en proceso de candidatura ante la prestigiosa figura de Geoparque de la UNESCO.
Avalado por numerosos estudios de la Sociedad Geológica de España y también reconocido por el ámbito científico internacional, el llamado complejo de Cabo Ortegal es un referente geológico mundial. Ante este contexto, el proyecto de Geoparque de Cabo Ortegal nace como una iniciativa de cooperación intermunicipal entre la Diputación de A Coruña y los ayuntamientos de Cariño, Cedeira, Cerdido, Moeche, San Sadurniño, Ortigueira y Valdoviño.
¿Qué significa consolidarse como Geoparque por la UNESCO?
La denominación de Geoparque Mundial es un reconocimiento de la UNESCO, dirigido a la conservación y divulgación de los ámbitos territoriales que poseen un patrimonio geológico singular y una gran riqueza etnográfica, ecológica y cultural asociada a estos ‘geositios’. Su meta es conseguir que esta “marca de calidad”: sirva como instrumento para educar, divulgar y cohesionar a la sociedad local sobre el valor científico del territorio; ofrezca y posicione una experiencia turística de primer nivel; y finalmente, afiance el retorno sostenible de sus beneficios, es decir, la conservación del patrimonio y el desarrollo turístico.
Actualmente hay 147 geoparques declarados en 41 países del mundo, entre los cuales el estado español aglutina 13 de los galardones en cuestión, una cifra que nos sitúa como segundos del ranking después de China.
¿Por qué el Cabo Ortegal?
Con una extensión cercana a los 630 quilómetros cuadrados, este proyecto capitaneado por la Diputación se fundamenta en una de las secuencias alóctonas más completas del Orogéneo Varisco Europeo, una amplia diversidad de litologías entre pliegues, fallas y cabalgamientos originados durante el Paleozoico por la colisión de los supercontinentes de Laurasia y Gondwana.
Popularmente, este territorio se conoce bajo la generalizada premisa de que la Serra da Capelada hacia la confluencia del Atlántico con el Cantábrico, el Cabo Ortegal, alberga los acantilados marítimos más altos de la Europa Continental. A pesar de la veracidad del tópico, el verdadero valor añadido de estos relieves, es que su formación se remonta 350 millones de años atrás, cuando algunos de sus materiales se encontraban hasta a 70 km de profundidad en plena corteza oceánica y en el manto terrestre.
Pero el hecho de que el complejo del Cabo Ortegal sea científicamente excepcional trasciende de la costa, también hacia la fachada interior. San Sadurniño, Moeche y Cerdido son tierras de tradición minera cuyo eje motriz se encuentra en las minas de piritas de Piquito y da Barqueira, gracias a su gran concentración de canteras de serpentinas (una especie de mármol de color verde).
Por todos estos motivos y muchos más, se puede decir y se dice que «visitar este icónico paisaje geológico es hacer un viaje al interior de la tierra».