Los petroglifos, de los términos petros (piedra) y glyphein (tallar), se definen como una representación gráfica gravada en las rocas o piedras, un conjunto de grabados rupestres al aire libre con una compleja simbología que supuso los primeros vestigios de la escritura.
La mayoría de estos grabados, en Galicia, se encuadran en la Edad de los Metales, en concreto en la Edad de Bronce con los inicios de la fundición del cobre con estaño.
Geografía y contexto
En el territorio del valle del Ulla y de Maía, dentro de los términos municipales de Ames, Brión, Santiago, Teo y Val do Dubra, se han catalogado alrededor de 120 petroglifos con una gran variedad de formas desde animales y armas, a laberintos y cruceros.
En 2016 se produjo un incendio que calcinó más de 21 hectáreas en el Monte de San Miguel, desvelando así muchos de estos gravados que antes estaban cubiertos de vegetación. A pesar de este fortuito descubrimiento, el desavenido evento condicionó su óptimo estado de conservación además de afectar gravemente al patrimonio natural adyacente.
El proyecto
Ante este hito y la gran transcendencia etnográfica, nace un convenio de cooperación intermunicipal para implementar y gestionar el proyecto de investigación, conservación y divulgación del arte rupestre en este territorio acuñado como ‘Parque Compostela Rupestre’.
Más información: https://compostelarupestre.gal/